En la mitología griega, Tifón, Tifaón o Tifeo (en griego antiguo Τυφών Typhôn, Τυφάων Typhaôn, Τυφωεύς Typhôeus o Τυφώς Typhôs, de τῦφος tuphos, ‘humo’; en latín Typhon) es una divinidad primitiva que se presenta en forma de huracán destructor o de un enorme y espeluznante monstruo alado con un centenar de serpientes repartidas por sus muslos que lanza llamas por la boca.
El Himno homérico a Apolo hace del monstruo Tifaón en Delfos un hijo de la arcaica Hera en su forma minoica, generado por ella sola, como una versión monstruosa de Hefesto, parido en una cueva de Cilicia y confinado allí en la misteriosa tierra de Arimos (La Ilíada, ii. 781-783). Fue en Cilicia donde Zeus luchó con el antiguo monstruo y lo derrotó, es una complicada batalla: Tifón atacó a Zeus con sus llamas, derrotándole temporalmente, cortándole los tendones y dejándole en un saco de cuero, el korukos, que es el origen etimológico de korukion atron, la cueva Coricia. La región de Cilicia, en el sureste de Anatolia, tuvo muchas oportunidades de relacionarse con los hititas del norte. Walter Burkert advierte algunas coincidencias cercanas de esta historia con el mito hitita de Iluyanka.
El inveterado enemigo de los dioses olímpicos fue finalmente derrotado por Zeus y arrojado al Tártaro, o encerrado bajo el volcán Etna donde «su lecho raspa y aguijonea todo el largo de su espalda extendida contra él», o en otras regiones volcánicas, donde es el causante de las erupciones.
Tifón es pues la figuración ctónica de las fuerzas volcánicas, como Hefesto (Vulcano en la mitología romana) es la manifestación olímpica.
Entre los hijos de Tifón con Equidna están Cerbero, Ortro, la Quimera, la Esfinge, la Hidra de Lerna, el dragón Ladón, el León de Nemea, el Águila de Prometeo, el Dragón de la Cólquida y la Cerda de Cromio. También es el padre de los cálidos y peligrosos vientos (del griego typhein, ‘fumar’), por lo que es considerado como una posible etimología para la palabra «tifón», supuestamente tomada por los persas como طوفان Tufân y por los árabes para incluir las tormentas ciclónicas del Océano Índico.
Escritores helenísticos posteriores identificaron a Tifón con el dios egipcio Set, y los investigadores religiosos lo identifican con el arcángel Sandalfón.
A veces se menciona a un segundo Tifón, hijo del primero, idéntico a él y considerado generalmente uno de los Gigantes.
El Himno homérico a Apolo hace del monstruo Tifaón en Delfos un hijo de la arcaica Hera en su forma minoica, generado por ella sola, como una versión monstruosa de Hefesto, parido en una cueva de Cilicia y confinado allí en la misteriosa tierra de Arimos (La Ilíada, ii. 781-783). Fue en Cilicia donde Zeus luchó con el antiguo monstruo y lo derrotó, es una complicada batalla: Tifón atacó a Zeus con sus llamas, derrotándole temporalmente, cortándole los tendones y dejándole en un saco de cuero, el korukos, que es el origen etimológico de korukion atron, la cueva Coricia. La región de Cilicia, en el sureste de Anatolia, tuvo muchas oportunidades de relacionarse con los hititas del norte. Walter Burkert advierte algunas coincidencias cercanas de esta historia con el mito hitita de Iluyanka.
El inveterado enemigo de los dioses olímpicos fue finalmente derrotado por Zeus y arrojado al Tártaro, o encerrado bajo el volcán Etna donde «su lecho raspa y aguijonea todo el largo de su espalda extendida contra él», o en otras regiones volcánicas, donde es el causante de las erupciones.
Tifón es pues la figuración ctónica de las fuerzas volcánicas, como Hefesto (Vulcano en la mitología romana) es la manifestación olímpica.
Entre los hijos de Tifón con Equidna están Cerbero, Ortro, la Quimera, la Esfinge, la Hidra de Lerna, el dragón Ladón, el León de Nemea, el Águila de Prometeo, el Dragón de la Cólquida y la Cerda de Cromio. También es el padre de los cálidos y peligrosos vientos (del griego typhein, ‘fumar’), por lo que es considerado como una posible etimología para la palabra «tifón», supuestamente tomada por los persas como طوفان Tufân y por los árabes para incluir las tormentas ciclónicas del Océano Índico.
Escritores helenísticos posteriores identificaron a Tifón con el dios egipcio Set, y los investigadores religiosos lo identifican con el arcángel Sandalfón.
A veces se menciona a un segundo Tifón, hijo del primero, idéntico a él y considerado generalmente uno de los Gigantes.




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